jueves, 11 de noviembre de 2010

Pituferos viajeros: parte V

Buenas tardes queridos Pitufines:

Bienvenidos a la última de entrega de Pituferos viajeros.
En esta entrega, unos intrépidos Pitufos cogen el coche seta para adentrarse en tierras de cochinillos, en tierras segovianas.

De las tres ciudades en las que estuvimos, esta fue la que más me gustó. Obsercar el acueducto fue algo impresionante, por no hablar del Alcázar que es precioso.
Pero bueno, vayamos por partes.

Lo primero, que casi llegamos. Teníamos intención de darle de comer al coche seta de camino a Segovia y cual fue nuestra sorpresa cuando en todo el trayecto que va de Ávila a Segovia, no nos encontramos ni una gasolinera. Bueno, en realidad si que nos encontramos, pero son las llamadas gasolineras fantasmas.
Pero bueno, al final llegamos y ahora llegaba la madre del cordero que era llegar hasta el hotel.
Es una locura meterse en coche por todo lo que es la zona antigua de Segovia y si encima el GPS, que también estaba medio loco, no ayuda, pues apaga y vámonos.
Menos mal que después de dar muchas vueltas y enterarnos de que Segovia estaba en fiestas, llegamos sanos y salvos al hotel.

La verdad es que nos vino bien que fuesen fiestas en Segovia porque fue la única forma de entrar a la catedral y sin pagar. Milagro!!!! Entrar a una catedral sin pagar!! A quien se le diga no se lo cree porque después de ver que en Toledo había que pagar 7 euros y en Ávila 4, eso de entrar en Segovia gratis es algo que no cabe en ninguna cabeza Pitufa.





Ya al día siguiente, comenzó de nuevo la ruta turística pero de forma más concienzuda. Vimos el Alcázar por fuera y por dentro, hicimo fotos a las armaduras, simpatizamos con un abuelete Pitufo que nos indicaba cuál era el mejor punto para poder hacer una foto del Álcazar en la que se viese entera, nos explicó que desde abajo, el Alcázar parece un barco (cosa que luego pudimos comprobar y con un poco de imaginación nos dimos cuenta que tenía razón) y subimos 153 escaleras de caracol para subir a unas de las torres y helarnos de frío.












De ahí fuimos a ver el acueducto de Segovia que es impresionante. Son de esas cosas que por mucho que lo mires no puedes dejar de preguntarte cómo pudieron hacer algo así y cómo, después de tantos años, continúa intacto.




Y después de recorrer el acueducto y abrir boca fuimos a meternos un cochinillo entre pecho y espalda. Después de tantos días comiendo, ya estaba saturada, así que me dejé la mitad de mi trozo de cochinillo, cosa que agradeció el Pitufo gruñón porque se quedó con hambre.
Y una vez llenamos el pijo, como se dice por mi seta, cogimos el coche seta para volver a casa, no sin antes hacer una mini parada en La Granja de San Idelfonso y hacer una foto por fuera ya que no nos daba tiempo a verla por dentro.




Por cierto, ese día fue la primera vez que vi que la señal de tráfico que advierte de que pueden cruzarse ciervos por la carretera, era cierto. Vi a un cervatillo!!! Vale, también es cierto que solo lo vi yo, pero lo vi!! Lo prometo por el Dios Pitufo!!!
Cogí castañas!!!! XD

Y hasta aquí la crónica de esta Pitufa viajera.

¡Hasta el próximo viaje!

¡Nos Pitufamos!

1 comentarios:

piky dijo...

ainsssss Segovia es super bonito, bixo y yo fuimos un dia y que pasadaaaaaa!! el acueducto es una maravilla y el alcazar tmb *.*!!! me encantan las armaduras y ahi habian un monton ^^ y con caballos y todo *.*!!

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