miércoles, 17 de julio de 2013

¿Por qué me comprasteis un walkie-talkie si era hijo único?

Buenas pre-tardes queridos Pitufines

Cuando terminé de leer “¿Por qué me comprasteis un walkie-talkie si era hijo único?”, lo primero que pensé fue: ¿Qué se ha fumado este tío?
Esta es la primera novela de Santi Balmes, el cantante de Love of Lesbian, y, seguramente, no sea la última.

¿Qué me llevó a querer que este libro acompañase a los que ya tengo en la estantería? Lo primero fue: “¡¡Ostras!! El cantante de Love of lesbian ha escrito una novela!!” Y cuando vi la portada y el título… fue inevitable, tenía que ser para mí

Así que, como regalo de cumpleaños, esta  rayada de libro fue a parar a las garras de esta Pitufa.



Nuestro protagonista, Fernando Obs, cliente asiduo del bar Año Sacro, dirige, junto a su hermano Austin, su propia discográfica, la cual cuenta con un  gran número de fracasos a su espalda.
Y es en este bar donde se encuentra con un fan (Barry Lete) de su padre, un niño prodigio del que nadie se acuerda.
Así que en ese momento y a través del psiquiatra al que le cuenta sus neuras Barry Lete, emprende el proyecto de contarle la historia de su padre para escribir un libro sobre Constancito Obs, el niño prodigio.

Romance, escenas explícitas de sexo, drogas,  alienígenas, personajes freaks, nazis, firmas discográficas… Todo esto y más puedes encontrar en las 400 páginas que conforman este libro y todo ello con las ilustraciones de Ricardo Cavolo.

Pero no sólo se trata de echarse unas risas, sino que entre carcajada y carcajada queda implícito una crítica hacia las compañías discográficas en las que queda patente que lo que importa es vender y, sobre todo, exprimir al máximo la capacidad creativa de las personas con el fin de lucrarse sin importar nada más.

Si te gustan las idas de olla que llegan hasta límites insospechables y más allá, tienes que leer este libro en el que las risas están aseguradas y expresiones tales como “¡No puede ser!” o ¡A este hombre se le va la pinza!” salen continuamente de la boca.

¡Nos Pitufamos!


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