jueves, 20 de octubre de 2011

Nunca es tarde...

Bueno días queridos Pitufines:




... para hacer tus sueños realidad.


Ese es el nombre del espectáculo que fui a ver el viernes protagonizado por el gran Ricardo Castella y mi amado Ángel Martín (un gran Pitufo donde los haya)

La historia comienza así:


"Un viernes, Ángel Martín era el presentador de un programa de televisión de éxito. El lunes siguiente anunció que abandonaba el programa. ¿Qué ocurrió ese fin de semana"







No voy contar nada del espectáculo por si a alguien le da por echar un ojo a las palabras escritas por esta Pitufa y le fastidio todo el espectáculo.


Ya no sólo es que me encanten estos dos pedazo de artista, es que de verdad, el espectáculo que hacen merece muchísimo la pena. No solamente son capaces de hacerte reír con cada una de sus frases, escenas, canciones... es que además se permiten el lujo de hacernos reflexionar y darnos una gran lección moral que, sí, parece algo obvio, pero somos tan cobardes en esta vida que muy pocos tienen la valentía de llevarlo a cabo.






"¿Alguna vez te has planteado dejarlo todo para dedicarte a lo que de verdad te gusta?

Esta es la historia de dos idiotas que, además de planteárselo...

¡lo hacen!"





Después de haber visto el espectáculo, deseaba con fuerzas ser una idiota como ellos.

Y lo cierto, es que esta Pitufa no pudo evitar sentirse identificada.

Son tantos los sueños que tenemos desde pequeños... unos absurdos, otros posibles... y lo cierto es que hasta el momento ni siquiera he rozado la más mínima parte de esos sueños.


¿Cuántas veces no habré pensado en hacer una locura, dejarlo todo e intentar probar suerte para hacer mis sueños realidad?

Son tantas que ya hasta he perdido la cuenta.

Cobardía... es lo que hace que nos quedemos plantados y no seamos capaces de hacernos felices a nosotros mismos.

Cobardía y una piza de inseguridad...


Ojalá todos fuésemos capaces algún día de hacer nuestros sueños realidad. Y si no podemos alcanzarlos del todo, por lo menos poder decir con la cabeza bien alta que lo hemos intentado y que incluso hemos llegado a rozarlo.


Después de ver el espectáculo, volvieron a mi pequeña cabeza todos los pensamientos que tenía sobre lo que me gustaría ser hoy en día.


Quién sabe... lo mismo un día me armo del valor suficiente y me lanzo a la carrera de alcanzar mis sueños.



Entonces podré decir que soy una idiota como ellos... una Pitufa idiota.





¡Nos Pitufamos!

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